
México rescata a Texas (y le da una lección de geopolítica a Trump)
Mientras Texas se ahoga bajo catástrofes climáticas, México envía ayuda humanitaria—incluyendo rescates y asistencia a connacionales—en un guion que ni Hollywood hubiera imaginado: el país que Trump pintó como villano ahora salva a su gente. Ironías aparte, el gesto no es solo altruista; es geopolítica en su estado más puro. Con más de 10 millones de mexicanos en EE.UU. (casi 40% en Texas), y ~40 millones de americanos de origen mexicano, esta jugada refuerza lazos y expone la dependencia económica mutua: los envíos de remesas superan los $60 mil millones de USD, casi el 4% del PIB mexicano.
La movida mexicana es noble y de hermandad. Y además, en un mundo volátil, la diplomacia humanitaria es un activo estratégico. México gana influencia sin disparar un tiro, mientras Texas—y por extensión, EE.UU.—recibe un recordatorio incómodo: la retórica antiinmigrante choca con la realidad de una economía interdependiente.
¿Moraleja? En los negocios como en la política, quien quema puentes, se ahoga solo.