
La verdadera razón de financiar a Ucrania y a Israel
¿Crees que las noticias te lo cuentan todo? Piénsalo dos veces. Mientras el mundo se distrae con el drama ucraniano-ruso y el conflicto israelo-iraní, con Estados Unidos enviando miles de millones a un comediante judío convertido en presidente en Kiev y a un genocida psicópata en Tel Aviv, el verdadero espectáculo ocurre tras bambalinas. No es simplemente una "guerra de poder" como muchos gritan; es una sinfonía estratégica con un director bien conocido.
Los mercados, siempre atentos al aleteo de una mariposa geopolítica, deberían estar evaluando el impacto a largo plazo de esta disrupción. No se trata solo de los precios del gas natural o del petróleo, sino de la arquitectura económica global. Al desestabilizar la conexión en Eurasia, el objetivo es debilitar a Rusia y en Asia Occidental, el objetivo final es contener el ascenso de China, obstaculizando sus rutas comerciales y energéticas vitales. Las empresas que dependen de estas cadenas de suministro, desde la logística hasta la manufactura, ya están sintiendo la presión.
En un mundo donde el 80% de los conflictos armados están vinculados a la geopolítica de los recursos, esta "generosidad" estadounidense no es altruismo, sino una inversión calculada. Aquellos que operan en los mercados de materias primas o con ambiciones de expansión en estas regiones harían bien en leer entre líneas y no solo los titulares. La ironía es que, al final, el costo lo pagan todos, menos los verdaderos estrategas.